El Real Madrid atraviesa un momento de incertidumbre que ha encendido todas las alarmas en Valdebebas. Aunque aún pelea por el título de LaLiga y la Copa del Rey, el equipo blanco parece estar perdiendo chispa en el tramo más decisivo de la temporada.

Una de las noticias más preocupantes fue la lesión de Eduardo Camavinga, quien sufrió una rotura completa del tendón aductor izquierdo durante el partido contra el Getafe. Su baja por lo que resta de temporada ha dejado un hueco complicado de cubrir en el mediocampo. A esto se suman los problemas físicos de David Alaba y el estado justo de forma de Ferland Mendy, lo que obliga a Ancelotti a reconfigurar su defensa para la gran final.

Pero no es solo una cuestión física. En el vestuario se respira tensión. Algunas decisiones tácticas del entrenador han generado dudas entre los jugadores, especialmente en relación con la escasa participación de talentos como Arda Güler, quien ha demostrado eficacia en cada oportunidad que ha tenido.

La reciente eliminación en la Champions League y la derrota ante el Arsenal no han hecho más que aumentar las críticas. Ancelotti, generalmente conocido por su templanza, ha dejado ver una actitud más severa y exigente, tratando de provocar una reacción anímica en sus hombres.
Con este panorama, el Real Madrid se juega más que títulos: se juega su estabilidad deportiva y el futuro inmediato del proyecto de Ancelotti. La final de la Copa del Rey ante el FC Barcelona y los próximos encuentros ligueros marcarán si este bajón es solo una tormenta pasajera… o el principio de una verdadera crisis blanca.