La victoria del FC Barcelona sobre el Mallorca, a pesar de las condiciones aparentemente favorables, no fue suficiente para tranquilizar a Hansi Flick. A pesar del marcador positivo y los tres puntos, el técnico alemán se mostró frustrado en la rueda de prensa. Y con razón: según él, sus jugadores nunca jugaron a más de la mitad de su capacidad, ni siquiera ante un rival con nueve hombres. La impresión fue paradójica: el Barcelona ganó, pero sin convencer, y sobre todo sin proyectar la imagen de campeón inflexible que Flick quiere establecer en La Liga.


En el campo, el Barça se benefició rápidamente de una ventaja numérica tras dos duras expulsiones contra el Mallorca. Sin embargo, en lugar de sentenciar el partido e imponer un ritmo sofocante, los catalanes cometieron una serie de imprecisiones. El ataque, demasiado dependiente de la inspiración individual, careció de fluidez colectiva. Incluso el habitualmente brillante Lamine Yamal estuvo más descuidado de lo habitual. Robert Lewandowski, aislado en ataque, perdió terreno con demasiada frecuencia sin apoyo, mientras que los centrocampistas parecían dudar entre acelerar el juego y controlar la posesión. Flick, que exige disciplina e intensidad, no pudo con esta falta de consistencia contra un equipo con un jugador menos.


El técnico alemán no se anduvo con rodeos tras el partido: “Ganar es una cosa. Pero jugar con seriedad, rigor y respeto por la camiseta es otra. Hoy ganamos con solo el 50% de nuestro potencial. Esto es inaceptable si queremos dominar LaLiga y llegar lejos en la Champions League”. Tras esta fría ira se esconde una clara advertencia: el Barça no puede conformarse con lo mínimo, especialmente contra un rival debilitado. Flick quiere ver a su equipo reafirmar su identidad, demostrar su ambición y enviar un mensaje contundente a sus rivales, no conformarse con una victoria mediocre.
Esta comparecencia mediática refleja tanto las exigencias de Flick como su visión. Consciente de que la temporada es larga y está llena de dificultades, sabe que los títulos se construyen con constancia, concentración y mentalidad ganadora. Si bien el Barça actualmente tiene el talento individual para marcar la diferencia, aún le falta la consistencia y el rigor táctico para convertirse en una máquina colectiva. Este partido contra el Mallorca, paradójicamente ganado pero criticado, podría ser un electroshock. Ahora le toca a Flick usar esta ira constructiva para animar a sus jugadores a subir el listón. Porque una cosa está clara: para reconquistar Europa y conservar su trono en La Liga, el Barça tendrá que jugar a mucho más del 50% de su plantilla.