El Clásico dejó más que goles y emociones: dejó una víctima inesperada. El árbitro encargado de dirigir el enfrentamiento entre Real Madrid y Barcelona ha sido fulminantemente despedido por la FIFA, apenas horas después del pitido final.

El ente rector del fútbol mundial tomó la drástica decisión tras revisar el informe del partido y constatar múltiples errores graves que influyeron directamente en el desarrollo del juego. La reacción fue tan rápida como dura: retirada inmediata de sus credenciales internacionales y veto para futuras competiciones FIFA.

La comunidad arbitral está dividida. Algunos ven una oportunidad para exigir más nivel y responsabilidad en el arbitraje de élite. Otros, en cambio, consideran esta decisión como una cesión de poder a la presión mediática y a las redes sociales.
Una cosa es cierta: el Clásico no solo hizo historia en el campo, sino también fuera de él. Y esta vez, la gran jugada fue la de la FIFA.