El esperado debut de Trent Alexander-Arnold con el Real Madrid en La Liga terminó con una victoria por la mínima (1–0) frente a Osasuna, pero lejos de ser un estreno brillante, el lateral inglés se ha convertido en el centro de la polémica. Aunque los blancos sumaron tres puntos importantes, las miradas se concentraron en el rendimiento del exjugador del Liverpool, que no logró disipar las dudas que lo acompañaban desde su llegada a Chamartín.

El analista europeo Andy Brassell fue categórico en sus declaraciones: “Alexander-Arnold no es la solución a los verdaderos problemas del Real Madrid”. Sus palabras resonaron con fuerza en los medios internacionales, que ya ven con preocupación la capacidad del conjunto merengue para adaptarse a una nueva etapa de transición.

Alexander-Arnold, conocido por su calidad ofensiva y su capacidad para generar juego desde la banda, mostró destellos de talento, pero también quedó en evidencia en facetas defensivas, un aspecto por el que ya había sido cuestionado en Inglaterra. Su actuación reavivó el debate sobre si era realmente el perfil adecuado para reforzar a un Madrid que atraviesa un proceso de reconstrucción tras años de gloria con figuras como Carvajal, Modrić o Kroos.

El triunfo contra Osasuna se consiguió gracias a un gol trabajado colectivamente, pero en el plano individual, la afición y los analistas esperaban un impacto mayor por parte del fichaje estrella. La sensación general es que el club necesita una reforma más profunda, especialmente en defensa y mediocampo, donde la falta de consistencia ha sido evidente en los últimos meses.
En Valdebebas, el cuerpo técnico defiende la incorporación de Alexander-Arnold como un proyecto a medio plazo, recordando que todo jugador necesita un período de adaptación. Sin embargo, el discurso de Brassell y la crítica mediática han puesto presión inmediata sobre los hombros del inglés.
La pregunta que queda en el aire es clara: ¿podrá Alexander-Arnold convertirse en pieza clave del Real Madrid o confirmará las sospechas de que su fichaje fue más un gesto mediático que una solución deportiva real?