Si el 2024 terminó con ilusión para el madridismo, el 2025 ha sido una pesadilla sin fin. Derrotas dolorosas, humillaciones públicas y una superioridad culé que nadie se atrevía a pronosticar. El Real Madrid ha sido arrasado por el Barcelona en absolutamente TODAS las competiciones.

Supercopa: Barça 3-1 Madrid.
Copa del Rey: Barça 4-0 Madrid (semifinal).
Liga: doble victoria azulgrana (2-0 y 3-1).
Champions: el golpe más duro… el Barça eliminó al Madrid con un global de 5-2.

Florentino Pérez, silencioso y distante, ve cómo su castillo de naipes se desmorona. Las apuestas por jugadores jóvenes como Arda Güler, Endrick o Nico Paz no han dado frutos. Jude Bellingham, apagado. Vinicius, desaparecido. Y Xabi Alonso, la gran promesa en el banquillo, parece desbordado por la presión y sin herramientas tácticas para competir al máximo nivel.

Mientras tanto, el Barça ha encontrado su identidad: presión alta, fútbol fluido y hambre de gloria. Xavi, criticado hace apenas un año, ha ganado crédito eterno con esta exhibición de poder. Joao Félix ha renacido, Lewandowski sigue marcando, y los jóvenes han asumido el liderazgo con descaro.
¿Y ahora qué? En Valdebebas hay ruido. Se habla de revolución, de fichajes bomba, de cambios en la directiva. Pero la realidad es clara: el Madrid ha sido aplastado, silenciado y humillado por su eterno rival en todos los escenarios.
Año negro.
Sin títulos.
Sin alma.
¿Es este el final de una era?