El Real Madrid recibe un golpe demoledor en el momento menos oportuno. Antonio Rüdiger, pieza indispensable en la zaga blanca y uno de los futbolistas más regulares de la temporada, estará fuera de los terrenos de juego entre 2 y 3 meses tras confirmarse su lesión muscular en el recto anterior del muslo izquierdo.

El susto comenzó en Valdebebas, durante una sesión aparentemente rutinaria. El central alemán sintió un pinchazo súbito y abandonó el entrenamiento con gesto serio. La primera exploración encendió las alarmas, pero fue el diagnóstico oficial del club el que confirmó la magnitud de la pesadilla: Rüdiger no volverá a jugar hasta bien entrado el invierno.

Carlo Ancelotti se enfrenta ahora a un rompecabezas defensivo. Con Eder Militão aún lejos de su mejor forma tras una larga lesión, y con Nacho sancionado en los próximos partidos, la retaguardia madridista se encuentra en cuadro. El nombre de Dean Huijsen, joven central de apenas 19 años, aparece de manera repentina como posible salvavidas. Sin embargo, la presión de sustituir a un líder como Rüdiger parece abrumadora.

La directiva y el cuerpo técnico analizan contrarreloj alternativas en el mercado, aunque la ventana de fichajes ya se cerró. La única vía realista será reorganizar lo que hay en casa, con la posibilidad incluso de adaptar a laterales en posiciones centrales.
En el vestuario, la preocupación es palpable. “Rüdiger es un muro, transmite seguridad a todos. Su ausencia se nota desde ya”, habría confesado un compañero. Los aficionados, por su parte, llenan las redes con mensajes de apoyo pero también de angustia: la baja llega justo antes de una serie de duelos decisivos en Liga y Champions.
El Bernabéu aguarda con respiración contenida. La pregunta que flota en el aire es inevitable: ¿podrá el Real Madrid sobrevivir sin su titán alemán… o esta lesión marcará el rumbo de una temporada que prometía ser histórica?