En el Real Madrid nunca faltan noticias que generan debate, pero esta vez la sacudida ha sido mayúscula. Xabi Alonso, recién llegado al banquillo blanco, tomó una decisión que nadie veía venir: dar la titularidad a un recién llegado frente a Osasuna, un partido clave en la lucha por el liderato de LaLiga. Lo sorprendente no es solo la confianza en un jugador que todavía no ha debutado oficialmente en el estadio Santiago Bernabéu, sino la exclusión repentina de dos veteranos que parecían intocables en el vestuario.

El movimiento de Alonso ha sido interpretado como una señal clara de que se inicia una nueva era. El técnico vasco apuesta por la frescura, la intensidad y la meritocracia, aunque eso implique cortar de raíz con jerarquías que parecían intocables en el club. “Aquí juega el que rinde, no el que tiene nombre”, habría dicho el entrenador en privado, según fuentes cercanas al equipo.

Las reacciones no tardaron en llegar. En redes sociales, muchos aficionados celebraron el atrevimiento del nuevo técnico, convencidos de que la renovación es necesaria para que el Real Madrid siga dominando en Europa. Otros, sin embargo, consideran que la marginación de dos referentes históricos es una falta de respeto hacia jugadores que han dado todo por la camiseta blanca.
La prensa española ya habla de “purga silenciosa” en Valdebebas. El periodista deportivo Javier Gómez destacó que “Alonso ha demostrado personalidad y coraje. Pero estas decisiones pueden romper el equilibrio del vestuario si no vienen acompañadas de victorias inmediatas”.
El partido contra Osasuna se convierte así en mucho más que tres puntos: es el escenario donde se pondrá a prueba la valentía de Alonso y la capacidad de un nuevo Real Madrid para reinventarse sin miedo a las consecuencias.